Maldito gusanillo

Prefieres quedarte sentado. Eres más flojo que el fortissimo de una banda fotocopia de Cigarreras y hasta tu madre te llama ya el Humildad y Paciencia porque la imagen que tiene de ti es todo el día sentado.

Ahí estás, sentado ante el ordenador, con el Candy Crush de Facebook abierto, pensando si mirarte una peli guarrilla en cualquiera de los millones de portales dedicados a ello, pero en Facebook no haces más que ver en los muros de tus colegas fotos y vídeos de bandas: "solo entiende mi locura quien comparte mi Pasión" frase que ves una y otra vez sobreimpresas sobre fotos de cornetas y bandas y que está más usada que la corneta que te dieron en tu primera banda para aprender, sí esa que en vez de dorada era marrón, que seguramente perteneció a Franco cuando hacía la mili y que de las bacterias y viruses de las cientos de personas que la habrán usado y de estar en un cuarto con más humedad que el cuarto de baño de Aquaman estaban apunto de declararla como peligro biológico.

Aun así, la puta frase y los cientos de vídeos de solistas grabados desde dentro de la campana de la corneta te despiertan de nuevo el gusanillo.
Pero te niegas a volver a una banda, hombre. Eres un tío de principios y no quieres volver a pasar por lo de siempre: que un director se pague las letras de su casa gracias a ti, que un director musical que se cree que un staccato es una marca de cafés te diga cómo tienes que tocar, y, ni mucho menos, te quieres volver a perder un partido del Madrid en Champions por culpa de una banda.

Piensas en otras formas de vivir tu pasión: si te quedas en el ordenador y abres tu Encore para componer haz clic aquí, si te vas a ver una procesión extra-ordinaria que hay en tu pueblo (la trigésimo cuarta que hay en 3 años de la misma Hermandad) haz clic aquí.

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